martes, 18 de enero de 2011

Nostalgia (Luis Ponce)

El recuerdo de lo perdido es lo que a veces nos trae más alivio. En diciembre, recuerdo el pasado y suscribo los recuerdos que me trajo tu presencia, esos días de frio que juntos nos estremecíamos y con el calor de nuestros cuerpos dejo de existir, esos momentos en que la simple belleza de tu rostro altivo, ante las interminables ventiscas de invierno, no perdía la brilles con que al principio me estremeciste, estos pensamientos me ponen a sollozar y las lagrimas que de mis envejecidos ojos caen, son el trastorno por tu perdida. Este no es el caso en que el pasado me trae una sonrisa, pero, si me hace feliz de una forma extraña en la que tu recuerdo complementa mi pensamiento y es parte de él. Diciembre, resuena tu nombre en el crepúsculo de mi día y me encuentro en un soliloquio que no termina con mi penuria, pero basta de recuerdos, es necesario regresar a la soledad de mi vida. Me encuentro caminando por la calle de la intransitiva ciudad, en el camino hay pocas personas, en esta pequeña ciudad nunca se ha postrado la felicidad, ni la sabiduría. Observo los sucios y pertrechados edificios que con la dureza de su fachada intentan trasmitir la nostalgia de una época que poco duro, la banqueta roída y agrietada narra la soledad de la sociedad que la ha olvidado, llego a la esquina y no veo ni una sola cara que muestre dicha o por lo menos sentimientos. Faltan dos calles para que llegue a mi posada y acelero el paso, me apesumbran los recuerdos, intento que el aire y la agitación de mi caminar los logren sacar de mi cabeza, pero no es posible, acelero el paso hasta que lo único que en mi mente escucho es el sonido monótono de mi exasperada respiración. Llego a casa, ésta no se encuentra lejos de ese edificio alto que bien construido  sigue en pie después de casi  setenta años donde en su azotea he pasado mis últimos diez años de soledad y pensado que el calor con que el sol cae ahí me puede llenar una vez mas de vitalidad; me siento tan desolado y vacio al entrar, volteo alrededor y no encuentro más que la sombra de mi mente. No entiendo porque el lugar grita que desaparezca o será que tan familiarizado con la soledad que en esa azotea mi mente se acompaña prefiero quedarme ahí. Bueno, no importa, mientras en esta casa exista tu imagen y en mi inteligible mente no desaparezca, siempre regresare a recogerla una y otra vez. Estoy cansado y recuerdo que el único alivio que encuentro es el soñar, soñar en esas aguas diáfanas que cuando joven pasaba mis tardes ahogándome de un respiro en su esplendor y su cristalinidad, esas tardes en que la incesante trasparencia del agua parecía desvirtuar todas mis penas y preocupaciones. Cierro los ojos y me embargo en ese sueño sin ningún quejo.

Abro los ojos y te veo a mi lado todo ha sido un mal sueño me levanto y asomo por la ventana veo que el sol está en el cenit y su calor radiante llena mi cuerpo, mi mente y  mi alma. Volteo y veo tu sonrisa que deslumbra mi corazón con el brillo sobrenatural que manifiesta tu persona, tu pelo desordenado por la caricia confortable de la almohada manifiesta la sensualidad de tu cara y  por si solo acompasa tu sonrisa. El cuarto está en una armonía perfecta en la cual participan tú y el sol; mi corazón y cuerpo se estremecen con este tan simplista espectáculo pero con que con tanta sencillez de por medio se puede comparar con los espectáculos que la naturaleza nos premia. Te veo sentada en el borde de la cama y me siento tranquilo con tu sola presencia. Cerca de ti siento el querer de tu mirada, acaricio tu pelo y siento como el calor de tu cabeza en mi pecho es transmitido a mi recién despabilado cuerpo. Tan esplendorosa es esta imagen que parece que bien he entrado en un sueño. Tus labios denotados me distraen de este pensamiento y me vuelvo a embriagar de la sobriedad de tu persona. Siento tu aliento en el rostro, se que has dicho algo, pero yo sigo atrapado en tu mirada, en tu sensualidad, en tu sonrisa y en todo de ti; este momento es tan perfecto que la imagen por si sola sobrevivirá en mi mente acariciándola, solamente acariciando tu verdadera imagen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario