domingo, 23 de enero de 2011

El Vampiro (Fernando Cruz)

Le encantaba, sentía el poder correr por todo su cuerpo, sentía como el era el amo y señor de las personas, aquel a que él quisiera, se doblegaba sin preguntas ante él. Se congratulaba de poder alimentarse a costa de los demás, de no tener que hacer realmente nada, casi por derecho de nacimiento era que podía hacerlo sin el menor cuestionamiento, era intocable. Reía, lo amaba, no hubiera cambiado su existencia por nada, no podía dejar de reír y la sola idea de quedarse sin el poder que tanto marcaba su vida, y la de otros, le parecía repugnante, verse convertido a un cualquiera, a un Don Nadie. Pensó que hubiera preferido la muerte a eso. Realmente amaba ser político.

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