martes, 23 de noviembre de 2010

Caminar (Fernando Cruz)

Un gusto que recién adquiría y se sentía feliz de hacerlo, de poder salir a una calle y fundirse, ser una cara más, gozar de no ser reconocido, intentar averiguar las historias de los demás sin que supiesen la propia. Así iba, en su recién adquirido hábito, recorrer las calles de Montevideo. ¡Ah! Con gusto contagioso iba, perdiéndose en un frenesí y fue en un momento que la vió, la vió y supo que no podría volver a darse el lujo de salir a caminar. No es que no quisiera pero era el miedo, ¿qué tal si se la volvía a encontrar?, si caminando volvía a ver sus ojos, su piel y ,tal vez, su alma. Pues ya lo había hecho antes, antes ya la había mirado y ella a él. Se conformó entonces con quedarse en su casa, en su cuarto, soñando con salir. Yo, por otro lado, suelo caminar todos los días y dar la vuelta, imprudentemente, en cada esquina.

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