jueves, 3 de marzo de 2011

Vocación. (Cruz)

 “No sé si me entienda padre. No sé si se puede poner en mis zapatos. Usted es un hombre santo, de dios, yo no lo soy yo soy simplemente un hombre y por lo tanto estoy sujeto a todas las tentaciones que puede tener la vida. Dígame usted si actué mal, dígame usted qué puedo hacer. Yo desde pequeño quise salir, quise huir de allí, sabía que quedarse era una idiotez, casi el suicidio. Es sólo que no podemos vivir oprimidos. ¿Sabe padre? Sobre todo alguien como yo, que no estoy dispuesto a callarme absolutamente nada. Nos tienen controlados, de una manera que simplemente no puede durar. Es por eso que me volví activista, es por eso que cuando me exiliaron lo hicieron sin saberlo que realmente estaban cumpliendo algo que yo siempre había querido. Es por eso que estoy aquí y hablando con usted. No me dolió dejar mi país, al fin, es sólo un pedazo de tierra junto a muchos otros. Lo que me dolió fue dejar a mi gente. Mi padre jamás me pudo perdonar el hecho de que me volviera activista, el viejo por poco se infarta cuando supo que me habían exiliado, que no podría volver. Prefirió después fingir que jamás había tenido un hijo, no pudo jamás ponerse aunque sea por un momento en mis zapatos (Pero usted si puede, ¿verdad padre?) siempre fui para él un capitalista, siempre fui el enemigo. ¿Cómo era posible que no yo quisiese que mi gente, porque así les llamaba él, viviera de una manera mejor y se beneficiase de mi trabajo? No, jamás entendió que eso no era lo que yo quería. Yo buscaba, y sigo buscando, aunque sea por medios muy distintos que todos se beneficien, quitando a los dirigentes ebrios de poder. Eso fue lo que más me dolió padre, fue eso. Es como si a usted le prohibieran oír ese llamado. Como si se opusieran a que usted fuera sacerdote. Que no entendieran que simplemente había nacido para serlo. Fue por eso que lo hice, fue por esa falta de respeto, de la más mínima educación y de parte de mi padre. Tuve que hacer que todos vieran que era un activista, fue por eso que me exiliaron, ya que todos lo sabían. Ahí es dónde creo que no puede entender padre, usted nació con todo y escogió dejarlo para ser lo que es ahora. Yo nací sin nada y quise tener más. Usted tampoco sabe la calidad de estigma que es ser un activista o un capitalista allá. Tener a un activista en la familia es suficiente como para quedar marcados con deshonor por el resto de sus vidas, para ser monitoreados completamente por el gobierno, reducir sus libertades (o las pocas que tienen) aún más. No pude evitarlo me cargué junto con mi padre al resto de mi familia, fue sólo por tomar su lado, por no abrir los ojos a lo que tenían frente. Pero poco a poco fueron abriendo los ojos algunos, hasta que vieron por fin el engaño en el que los tenían. Las tergiversadas ideas que seguían. Sin embargo, ya habían tenido a un activista en la familia, ya estaban vigilados, y tan poco a poco como abrieron los ojos fueron desapareciendo. Para no volver a hablar de ellos, para fingir que jamás existieron. Ellos corrieron con peor suerte que yo, yo le puedo contar mi historia a usted. A ver si me perdona dios, o en su defecto por lo menos me perdone usted padre. El único pecado que cometí fue el de vivir y seguir lo que creo. Pero por cómo actúa Dios  y la gente, parece que es pecado mortal, sin perdón alguno.”

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